El Monasterio deshabitado

En estos años que llevo fotografiando lugares abandonados (y rezando porque no se me caiga un trozo de techo encima) he visitado multitud de localizaciones: edificios, fábricas, pueblos, estaciones, etc. Pero, hasta el momento, nunca había visitado un Monasterio, y mucho menos uno de la magnitud del que os traigo en esta entrada.

La historia del monasterio

Si sois asiduos al blog sabréis que siempre nos gusta contar un poco de historia de los lugares que visitamos, ya sea por situaros en un marco, o bien, porque es más bonito pensar en la vida que hubo en el pasado en ese lugar además de simplemente hacer fotografías buscando buenos ángulos. Con el fin de preservar el estado del lugar, la historia que os puedo contar es bastante corta y poco detallada.

Este monasterio perteneció a una comunidad de monjas de clausura cuya institución fue creada hace mas de 500 años. En él reposó el cuerpo de la fundadora y el de su marido por muchos años.

Tras 40 años habitando el lugar y debido a los altos costes de las reparaciones, sumados al menguante número de monjas, estas decidieron mudarse a otro más pequeño llevándose los restos de la fundadora con ellas, ya que los restos siempre han acompañado a la comunidad en sus traslados.

Nuestra exploración

La localización es gigante y dedicamos más de tres horas a visitarlo. Tuvimos que investigar hasta que encontramos la manera de acceder pero, una vez dentro, el lugar no nos decepcionó.

En su interior pudimos encontrar numerosas habitaciones y salas, que nos hicieron imaginar la cantidad de gente que llegó a vivir aquí. Incluso habían varios lavaderos, corrales y hasta un armario con restos de productos veterinarios.

Como todo abandono hay algunas partes destrozadas, ya sea porque la  gente se dedica a expoliarlos o por simples gamberradas. Un detalle que nos alegró fue encontrarnos las vidrieras intactas.

Lo que más nos gustó de la visita fue la posibilidad de subir al campanario, desde el cual pudimos ver todo el monasterio, sus patios y el sorprendente claustro.

Siguiendo por el edificio llegamos al interior del claustro que se encontraba invadido por la naturaleza tras tantos años abandonado.

Continuando nuestra exploración llegamos a la sala más grande del edificio, donde se ubicaba la iglesia. Debido a su tamaño,  pensamos que estaba destinada a un gran número de personas,  por lo que entendemos que en su tiempo debía ser de acceso público. Tenia incluso una plataforma donde posiblemente estuviera el coro durante las ceremonias.

Terminando ya nuestra visita llegamos a una capilla más pequeña que pensamos sería de uso privado para las monjas que allí residían.

Para fianlizar, os dejamos un lugar que nos impactó, ya que no esperábamos encontrarlo tras una de las puertas.

Más fotos de nuestra visita

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