Está terminando la temporada de esquí, pero eso no quiere decir que no haya nada interesante que hacer en el Pirineo Aragonés. Para nosotros, frikis de la fotografía y lo abandonado, existe un sinfín de posibilidades. Una de ellas es explorar la conocida Estación Internacional de Canfranc.
La historia de Canfranc
Fue una de las construcciones más caras de este país. Se inauguró en 1928 con el fin de unir Francia y España a través de Somport.
Durante la Guerra Civil, el túnel fue tapiado y las vías fueron flanqueadas con ametralladoras y cañones dejando la zona con una gran presencia de búnkers. Ya en la Segunda Guerra Mundial se restableció el servicio para transportar wolframio a la Alemania Nazi y recibir oro de estos. En esa época la estación tenía una gran presencia Nazi y también de espías aliados, como pudo saberse años después.
Su fin llegó con el descarrilamiento de un tren de mercancías en 1970, en una vía de la parte francesa, dejando uno de los puentes destruidos. El alto coste de la reconstrucción y la desgana del gobierno francés condenaron a la estación. A día de hoy solo queda un tráfico residual que une Canfranc con Zaragoza y algún tren de mercancías que transcurre de forma esporádica.
Esto nos deja un escenario de ensueño para nosotros, una estación de tren gigantesca abandonada.
Explorando la estación abandonada
Nada más entrar por el puente que cruza el río Aragón nos encontramos el edificio principal, el cual se encuentra totalmente cerrado. Si continuamos a la derecha veremos otro edificio en el que podemos encontrar varios vestíbulos con algunas piezas de la época y la sala de calderas. Se distingue fácilmente del resto de estancias por el carbón que se encuentra en ella. A continuación, encontraremos una gran nave que actualmente sirve como almacén y la cual contiene carteles ferroviarios de la estación.
A nuestro frente quedarán unas vías y al cruzarlas descubriremos los restos de varios trenes de madera y una grúa metálica oxidada.
Adentrándonos entre los árboles nos esperan más vías. Si las seguimos, hacia la derecha, llegaremos a una de las partes más sorprendentes: el taller de máquinas. Un edificio semicircular en el que se encuentran diversos fosos y vías muertas. Cuenta también con una plataforma para girar las máquinas y aún quedan unos cuantos bidones antiguos. Justo al lado encontramos una casa la cual suponemos que sería de los trabajadores de la estación.
Retomamos el camino de vuelta por la vías en dirección contraria hasta llegar a las cocheras. Dentro de la nave, que se encuentra paralela al edificio principal, podemos ver un convoy de vagones en un estado más que aceptable. Al final de la nave podemos ver unas antiguas oficinas.
Seguro que nos dejamos algo más que ver y que contar pero es un lugar al que no dudamos que volveremos. Si os interesa más la historia de este lugar hay varios libros que os pueden resultar de interés y os pueden ampliar información como Canfranc, El Oro Y Los Nazis y Canfranc En La Encrucijada.
Más fotos de nuestra visita
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A veces las ruinas y lo antiguo es mas bonito e interesante que lo moderno y lo reformado. Casi siempre..
Lo antiguo mantiene esa esencia de nuestra historia, lo que en realidad es un país o una cultura, el problema de lo moderno es que es igual en todos lados, vas al centro de Madrid, París o Tokyo y ves las mismas tiendas, los mismos restaurantes, se pierde esa identidad.
Estuve en la estación de Canfranc hace apenas un mes. A parte de que recomiendo hacer la visita guiada al Hall de la estación, es asombroso ver el estado de la parte trasera de la estación. Todo en un abandono total, con el peligro que ello conlleva. Es un lugar mágico, ideal para fotógrafos. Recomiendo visitar por lo menos una vez.
Nosotros estuvimos de pasada el pasado Noviembre y la verdad que es un sitio que nos impactó, nos tiramos cerca de 3 horas dando vueltas por todos los edificios y salas. La próxima vez aprovecharemos y veremos la visita guiada 😉