Chaguaceda, el pueblo maldito escondido tras los robles

Los robles son árboles altos, fuertes, imponentes, podría decirse que incluso protectores. Cuando vemos un pueblo rodeado por robles nos da la sensación que se ha escondido tras estos, como buscando su protección.

Paseo entre los robles, foto de Silvia Gothic

Según cuentan las historias de la gente que habita en zonas cercanas, se cree que las personas que vivían en aquel lugar se marcharon de allí porque fueron maldecidos.

El pueblo que os vengo a enseñar es conocido como Chaguaceda, situado en la provincia de Zamora y ubicado a sólo 5 kms del conocido pueblo de Puebla de Sanabria, poseía una ubicación fantástica. Éste tenía un gran tránsito de gentes que pasaban por allí ya que se encontraba justo en la bifurcación de la tradicional Cañada Sanabresa. Por lo tanto, era un punto de pago de tributos por el paso de ganado y de recursos por dichas tierras.

Esto suponía que gentes de diferentes lugares frecuentasen esos lares, ya fuese sólo por paso, comercio o para establecer su residencia allí, ya que estaba muy bien comunicado por todos los pueblos de alrededor.

Primeras casas, foto de Silvia Gothic

Cuenta la leyenda que los habitantes de dicho pueblo eran muy egoístas ya que cobraban por poder pasar por sus tierras, por ello fueron
maldecidos con una gran peste que cayó sobre ellos, esta diezmó la población que allí vivía por aquel entonces.

Explorando el pueblo


Las pocas personas que quedaban, se marcharon del pueblo llevándose consigo todas las imágenes de la que era la antigua iglesia del pueblo, conocida como la Iglesia de Barrolino. Como excepción dejaron allí las imágenes de San Pelayo porque consideraban que era el culpable de todos sus males, desdichas y esa gran peste que asoló a toda la población del lugar.

Toques de color entre lo abandonado, foto de Silvia Gothic

Actualmente este pueblo está completamente abandonado, pero es precioso sumergirse por una larga senda rodeada de robles que te hacen seguir un pequeño muro que te adentraba en el mismísimo corazón del pueblo hasta que te encuentras los restos de las pequeñas casas que allí había.

Adentrándonos en una casa, foto de Silvia Gothic

Casas hechas de piedra, adobe y paja en su gran mayoría, en las cuales todavía quedan detalles fantásticos como los hornos de barro dentro de algunas casas, las paneras, las galerías y todo aquello escondido en mitad de un precioso bosque.

Horno de piedra, foto de Silvia Gothic

Nos despedimos del pueblo escondido tras los robles, sin dejar de preguntarnos si estas leyendas son reales o no.

Me considero una pequeña exploradora un poco torpe amante de la fotografía, naturaleza, arte , y el gusto por explorar parajes perdidos y olvidados en el tiempo,

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