¿Cuantos de vosotros habéis pasado cientos de veces por el mismo lugar sin fijaros en el paisaje? Esto es lo que me ocurrió a mi durante años, hasta que un día giré la cabeza y me fijé en un edificio en lo alto de un monte, era ni mas ni menos que el Palacio del Canto del Pico y os voy a contar su increíble historia.
Su historia
El palacio fue construido en 1922 en la localidad madrileña de Torrelodones por el Conde de las Almenas, recibiendo su nombre de un conjunto de granito en forma de pico de pájaro que se encuentra junto al edificio. El objetivo de su construcción era ser una casa-museo que albergara la colección de piezas artísticas y arqueológicas del Conde de las Almenas, muchas de las cuales quedaron integradas en la propia estructura del edificio.
Cuando llegó la Guerra Civil, se convirtió en sede del Mando Militar Republicano, dirigiendo desde allí la batalla de Brunete. Durante el transcurso de la guerra el único hijo del Conde murió, sumiendo a este en una profunda depresión que le llevó a aislarse del mundo y a dejar en herencia, en 1940, la finca a Francisco Franco.
Franco utilizó el palacio como refugio cuando los servicios de información alertaban de peligro de atentado y para descanso personal, llegando a crear una pequeña granja con ovejas, gallinas y abejas que cuidaba con la ayuda del guardés.
A la muerte del dictador, el palacio fue residencia de su nieta durante los años 70, para posteriormente quedar abandonado en la década de los 80. En 1985 un historiador maestro de Torrelodones pidió guardar todas las obras de arte y libros en un deposito municipal por miedo a que fuera vandalizado, está petición fue denegada y en 1998 un incendio acabó con todas las obras de arte y libros.
Desde entonces se ha intentado rehabilitar varias veces, pero nunca se ha conseguido, llegando a tal punto que en 2004 la Comunidad de Madrid rebajó la categoría del palacio de Monumento a Bien de Interés Cultural.
Nuestra visita
La primera duda que nos soléis preguntar es como llegar a él, ya que la carretera directa tiene acceso restringido. Pues bien, hay que dejar el coche en el Mirador de Torrelodones (calle Abeto) y caminar por un sendero unos 15 minutos, es frecuente encontrarse con gente por la zona ya que es un lugar bastante concurrido.
Una vez allí, en la parte baja se puede ver la piscina y el solarium que cuentan con unas vistas espectaculares. Entrar al Palacio es un poco complicado ya que la entrada está tapiada; nosotros pudimos acceder por una ventana.
El interior está repleto de puntales que sujetan el edificio, aún así, podemos admirar sus detalles arquitectónicos y restos de algunas de las numerosas esculturas que tuvo en el pasado. Un detalle que nos impactó es encontrar una plataforma giratoria de madera en el garaje, un adelanto tecnológico para la época.
Subiendo a las plantas superiores encontramos varias salas y balcones en los que contemplar las hermosas vistas de la sierra de Guadarrama.
Antes de irnos de la zona, podemos seguir el camino ancho que sale del palacio que nos llevará a las casas de los guardeses. Estas están prácticamente derruidas y solo queda algún mueble destrozado y el papel de las paredes ya despegado.
Como curiosidad, podemos encontrar un SEAT 1430 bastante deteriorado que hará las delicias de cualquier amante del Light Painting.
Para terminar diremos que se escuchan varias historias de presencias paranormales en el palacio, puede deberse a que Antonio Maura Montanier murió repentinamente mientras bajaba las escaleras…
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Increíble!
Una pasada de sitio ? Gracias!
Es un seat 1430, no un 131. Se diferencia bien en los 4 faros cuadrados típico de los 1430.
Gracias por la info Manu, lo cambiamos
Habeis saludado a mi amigo Maura de mi parte?